La menor de tres hermanas.

La menor de tres hermanas. Introvertida, de esas que no te hablan, solo miran, lo observan todo y de todo se dan cuenta. De esas que no atraen a nadie y pasan como invisibles por la vida, sin ser sentidas y siempre escondida en el misterio del silencio. Era fría aunque con un calenton de rebeldía que se movía por sus venas. Se rebelaba, lo hacia de manera tranquila y pacifica, no creía en la guerra, mas bien en la guerra del lápiz, las ideas y el papel. La guerra entre la sociedad y sus ideologías, lo que se esperaba y lo que ella sabia que anhelaba. Estaba definida, sabia ella lo que quería, sabia lo que le esperaba el futuro, y como era la sociedad, pero también sabia que ella era diferente, y la curiosidad de ser quien ella anhelaba, y de expresar su ideologías, la llamaba hacer lo incorrecto de una manera correcta y atrevida. La menor de tres hermanas, niña, mujer, casi invisible, lo inusual en una casa. Pasaba largos ratos encerrada, no en un cuarto pero en la sociedad, vivía del mirar, observaba bien, sabia lo que veía. La menor de tres hermanas, sin casarse, libre, libre de los quehaceres del hogar, libre de mirar, libre de hacer lo común y de caer en las tentaciones y los vicios de la sociedad. Día día descubría esta lo que ya estaba descubierto, pero lo disfrutaba, una flor no era solo una flor pero era belleza, disfrutaba de su color, su apariencia, su olor. Tomaba su tiempo pasaba admirando las bellezas, vivía como le gustaba. Era mujer, fue niña y llevaba en su escritos, las palabras de esa gran nacionalista que sentada en la cárcel, escribía esto. Era ella aquella que amaba a su patria, lo miraba todo, y que era diferente, no creía en la sociedad, pero creía en ella. Lucho por lo que quiso, y defendio sus ideologías. Ella, aquella niña(ya mujer), la menor de tres hermanas, que ahora la encarcelaban no por imprudente, no por violencia, pero por expresar su punto, y defender lo que es nuestro, patria. Que hizo,nunca supimos pero escribía, y allí quedo ella, la diferente, la niña tierna y a la vez introvertida que solía observarlo todo, la menor de tres hermanas, que ahora llegaban a conocer todos en la prensa de manera falsa y exagerada. La menor de tres hermanas, la mar, el sol, y su patria.

Entre mármoles, mar y banderas.

Entre mármoles, mar y banderas, así fue enterrado aquel dieciséis de mayo, Juan Antonio Merced, o como le llamábamos todos Don Toño. Don Toño era un cualquiera, de cualquier pueblo comun. Era ya de mayor edad, sin mujer, esta ya había partido, y sus dos hijos malagradecidos, que no creían en su patria se habían partido hacia al exterior donde cae la nieve una vez al año. Don Toño, le gustaba darse su palito, conocía a todos en el pueblo y leía el periódico en la plaza cada sábado a las seis, mientras se tomaba su posito de café. Si don toño tubo mas hijos nunca lo supimos, pues don toño como se decía en el pueblo era un viejo tranquilo, esperando a que la muerte viniera por el. Sí, hubieron rumores de que por el vecindario había una jovencita que era hija del, pero siempre lo dudamos, pues no era costumbre de Don Toño salir a buscar mujeres. Fue aquel dieciséis de Mayo cuando nos enteramos todos que habían llegado los dos hijos malagradecidos de Don Toño a "despedir" a su padre y que no solo habían llegado ellos pero que también se apareció una jovencita mulata, de quince años y su madre, una cualquiera de cualquier pueblo a la que la vida le había dado duro, y la cual el dinero no le daba suficiente para ropa decente ni maquillaje para tapar su vejez. Decía la joven mulata que era hija de nuestro don Toño, que su madre jamas se olvidaría de aquel hombre con el cual ella anduvo varias noche desoladas, aquel hombre que la dejo una noche callada, y tibia esperándolo en aquel cuarto con aquel frió colchón. No quería nada, no venia por dinero como aquellos dos malagradecidos, no venían por lucir bien, ni para estrenar su nueva ropa, como esto dos hombres, pero venia aquella joven a conocer a su padre, venia ella a reconocerlo, presentarse a su cuerpo, y la vez despedirse y heredar su paz, pues fue lo único que le toco.

Mucho gusto

Mucho gusto.

Bonita
trajecito
flores
pelo en ondas.


bailamos
sonrío
te ríes
mi traje da vueltas


ojos
marrón
lunares
mucho gusto dime Bea.


me sonríes
te sonrío
piel
viento
bailemos otra vez.

Pídele a la noche.

Transcurso corto
sin dirección
seguimos el camino
lo mio es tuyo, lo tuyo mio.

Mueve esos rizos
muéstrame esa sonrisa
apriétame los brazos
hoy el camino es largo.

Cierra tus ojos
abre tus labios
por ahí nos vamos
sin rumbo despacio,
busquemos el sueño juntos.